Cuando no se pesca nada
Simón, su hermano, los Zebedeo,
habían bregado toda la noche, y no habían conseguido un solo pez, de no haber
pescado de noche, de día era imposible
A veces uno puede estar en un
proyecto de mejora propia a nivel espiritual, social, de apostolado, etc. y,
todo parece ir al fracaso, o no se avanza, o da la impresión de que se
retrocede
Entonces uno decide irse
Pero de pronto. A Simón, y, a sus
amigos viene Jesús un carpintero de Galilea, que no sabía nada de pesca, y les
manda echar las redes en pleno día, lo hacen y el barco se llena de peces
Y, a veces llega Jesús disfrazado
de quien menos lo esperábamos, puede ser persona física, moción interna, libro,
lectura bíblica, película, cualquier cosa, y, nos dice “no desistas, inténtalo,
vuelve echar las redes”. Y de pronto nuestro objetivo se cumple
También puede ser que nos haga
ver “que no pescamos”, porque echamos las redes en tierra no en el mar, porque
están rotas, hay que repararlas, o sucias
Pero de lo que se trata es de confiar
en Jesús, y, no darse nunca por derrotado