jueves, 30 de mayo de 2013

preceptos del Señor

Los preceptos del Señor, alegran el corazón ( Salmo 9)

 No sé si la traducción es correcta porque desconozco los idiomas originales, pero dado que así lo traducen la mayoría de las biblias, doy por hecho que está bien traducido.

Pero, cómo puede afirmar que dé alegría un precepto, si basta que algo este prohibido para que transforme en “apetitoso” y, al revés basta que algo que hasta el momento veíamos como bueno, se convierta en detestable con sólo que lo acompañe la palabra mandado, orden

Cómo pues, pudo el salmista decir que los preceptos del Señor, alegraban el corazón, si leemos la Biblia, aunque sólo sea, como un libro del pasado, vemos que sus personajes, desde el Génesis al Apocalipsis, no se han destacado por cumplir los preceptos del Señor; no digamos nada de aquel a quien se le atribuyen los salmos, o, era gente que le gustaba tener penas, o, no se entiende, no se entiende en primer lugar que afirme, o, afirmen que los mandatos producen alegría, y, no se entiende que no los observen si es así.

Sin embargo si nos detenemos un poco, vemos que no hay contradicción alguna, el salmista no dice, que sea placentero, agradable, el cumplir los mandamientos, desde luego, todos convenimos que si todos los observásemos el mundo sería otra cosa, y, todos sentimos admiración hacia los santos, que son esos hermanos, y, hermanas que los cumplen, y, viven a plenitud, y, que además son las personas más alegres, alegres incluso en el dolor, luego es verdad al menos en parte, alegran el corazón, no dice nada de que produzcan satisfacción al cumplirlos, no habla de alegría estomacal, habla de que alegran el corazón el corazón como sabemos en la Biblia, representa a la persona, a su parte más intima, su núcleo, por decirlo de alguna manera, es decir que lo que da el cumplimiento de la Ley de Dios, es alegría interna, alegría interna, que se traduce en paz interior, paz que lógicamente se despliega hacia el exterior, y eso es compatible con el mayor dolor físico e incluso moral, y como no, con la noche oscura.

Habla también de los preceptos del Señor, no de los preceptos humanos, a esto quiero decir que por supuesto tenemos que obedecerlos pero los mandamientos de la Iglesia son leyes humanas, son ayudas, de ahí, que admitan excepciones, la Ley de Dios nunca y,es la Ley de Dios la que produce esa alegría interna y por ello esa paz.

Los mandatos humanos no, porque hieren nuestro orgullo, porque a veces notamos, y, sabemos que son equivocados y no, obstante hemos de someternos, porque en el mejor de los casos el que manda esta motivado por algún tipo de egoísmo, egoísmo que puede ser en nuestro favor, pero que ahí esta, porque el que manda, puede dejarnos solos en cualquier momento, los que mandan también mueren, porque casi siempre es un mandato, de alguien que se basa en razones que son intrínsecas pero a la vez ajenas a nosotros; los padres nos mandan en la minoría de edad, porque nos dieron la vida, y, nos la conservan, y, uno, a los 15 años se pregunta, qué culpa tiene él de eso, y si no sería mejor que lo dejasen vivir su vida, y entonces los mandatos de papá o de mamá se convierten en un lastre y, uno ansia la mayoría de edad, y, el ser adulto, para luego, pedir consejo a mamá, y, usar su experiencia, y, hasta cuando se mudan de domicilio terreno para el celestial, sucede lo mismo, pero es que entonces ya no hay mandato, hay consejo, hay búsqueda de cierta inspiración, no hay sometimiento de la voluntad no hay orgullo herido, de tener que obedecer porque ellos saben más, o quieren lo mejor para mí, que pueden equivocarse, y, lo que es peor pueden morirse

,Y la autoridad de los padres si viene directamente de Dios, digamos que Dios, y, los padres forman equipo.

Sí nos referimos a la ley civil mucho peor máxime, si son impuestas por un dictador, o, incluso en una democracia por quien no hemos votado, y, que además ha implantado una sociedad sin valores.

La ley de la Iglesia es la que más se acomoda a la ley de Dios, porque tiene la asistencia del Espíritu, y. porque además es indefectible, o sea que va durar siempre la Iglesia.

 Pero, volviendo al principio,

 ¿Por qué la ley del Señor, alegra el corazón, y, por qué el salmista lo afirma si se la ha cargado tantas veces?

Pues precisamente, porque sabe la amargura que produce en el interior el pecado la ruptura con Dios, lo sabe él, y, lo sabemos todos, sabe de la amargura del remordimiento y, sabe porque también lo ha vivido, de la paz de la conciencia tranquila, por eso, porque gusto ambas cosas, puede decirlo.

Los preceptos del Señor, alegran el corazón;  porque son dados por quien nos ama, no ahora, si no que nos amo, desde siempre, y, ese amor nos hizo existir existimos porque Dios nos ama, y nada más, porque Dios no precisa nada de nosotros, nada le añadimos, sin embargo su gloria es nuestra gloria, nuestro bien, como decía San Irineo, es nuestro bien, un padre puede desear tener un hijo médico, por el bien del hijo, pero también por el orgullo de ser padre de un médico, en Dios eso no se da, y, su amor es siempre el mismo, sin condiciones, no es cierto que ame más a los justos, no, en cierto modo ama más a los pecadores, pero lo malo del pecado es desde luego la ofensa a Dios, pero luego el que puede ser crónico, y, llevar a la muerte eterna.

Alegran el corazón, porque quien los da, ayuda a cumplirlos no deja solos, ahora además al hacerse hombre, e incorporarnos: a sí mismo, hacernos parte suya; los  cumple con nosotros.

Quien los ha dado no se va ir nunca, Dios no muere jamás

Por qué van asegurados de promesas eternas

 Porque no cambian, todas las leyes humanas cambian, se modifican, se vuelven trasnochadas la ley de Dios no, podremos conocerla, y, vivirla más perfectamente, pero su Palabra es siempre" Si, o. NO", por eso alegran el corazón sus mandatos.

lunes, 27 de mayo de 2013

Maria Magdalena

Poco se sabe de esta mujer que fue una de las seguidoras de Jesús

Se la ha confundido, y, en ocasiones se la sigue confundiendo, con otras mujeres del Nuevo Testamento

Se llamba María, y, era de la localidad de Magdala; un pueblo de pescadores, aunque hallá pasado a la historia, por su gentilicio, " la magdalena"; y, escribamos este con mayúscula, ella se llamaba, María, no es la mujer adultera; de esta señora, no sabemos su identidad,  tampoco es María de Betania, y, aunque se empeñen  muchos, no es la pecadora pública, de quien no sabemos nada

¿Qué sabemos pues?

Que era discípula de Jesús, es decir una "coleguilla nuestra"

Que Jesús expulso de ella 7 demonios, el número  7, indica plenitud, en este caso, plenitud del mal, si el mal, pudiese ser pleno, que no lo es; Jesús no la curo de enfermedad  mental; como quieren pintar algunos, que se empeñan en negar al príncipe del Mal;  Jesús, la arranco del abismo de la maldad, del Pecado, de un pozo sin fondo, en ella dominaba el pecado, el mal, podemos pensar en los 7 pecados capitales, era un caso perdido, y, Jesús echo el Mal, de ella, la rescato.

Y, esta mujer se convierte en modelo nuestro, sigue a Jesús, discretamente, esta al lado de la Cruz, junto a Maria, su madre, y, el adolescente Juan, las otras mujeres observan discretamente, a cierta distancia, ella con La Madre, esta al lado de la Cruz, de La Cruz que era escándalo

Ella, es quien al ir buscar el cuerpo del Maestro, Maestro en cuya resurrección esta claro que no cree, lo llama, lo sigue llamando “Su Señor” pese a la noche oscura que en cierto modo, esta pasando, esta mujer sigue creyendo que Jesús es el Señor, su Señor


Y,al ver la sepultura vacía, nos da ejemplo de acudir a la Iglesia jerárquica, al acudir, no a Maria la Madre, ni a las otras mujeres, ni a cualquiera de los discípulos, si no a Pedro y Juan, pero no a Juan sólo, si no a Juan con Pedro, digamos que a la jefatura de la Iglesia, aún no del todo constituida, después, Dios la premiara con el encuentro del Resucitado, pero ella antes acudió a donde debía de acudir a Pedro.

A la Iglesia. El Papa Benedicto, explico porque Jesús no le dejo que le tocase, porque ella quería que todo fuese como antes, olvidar la cruz, y ,Jesús quiere que no olvidemos que a la Pascua se va por el Calvario, que sin Cruz no hay Resurrección.

La Magdalena se convierte en apóstol de los apóstoles, aunque no la crean.

Todo lo que se hable de ella después de esas páginas del Evangelio, pertenece a la leyenda, y, por supuesto seguro que no esta enterrada en Francia, como tampoco sabemos si era joven, o, vieja, soltera, divorciada, había divorcio, viuda. Solo que era una mujer a la que Jesús cambió.


Que ahora interceda por nosotros, ante La Señora que acompaño a los pies de La Cruz de su Hijo, el Único Mediador, y, Señor

sábado, 25 de mayo de 2013

Ruth

Es uno de los libros más pequeños del A.T

.Allí se narra; una hermosa historia;   que se puede leer desde cada uno de sus personajes, es un relato de fidelidad, y, de Amor, es el grito anticipado del Magnificat.

Sus protagonistas, son los que no cuentan para nada,  dos mujeres pobres, solas, y, viudas,  sin hijos, en una sociedad; donde no ser madre,  era una maldición, y, una de ellas encima, es extranjera, gentil de lo que se puede deducir que idolatra, o por lo menos, no es adoradora de Dios, del modo oficial, y, si la otra esta con ella, pues desde luego aunque sea judía, es lo mismo.

Un día Noemí, se ve obligada a emigrar a tierra de Moab, a lo largo de toda la Biblia, siempre éxodos, o exilios, o, emigraciones, como esas que hacíamos hace tiempo, no muy lejano los españoles, y, que ahora se nos han olvidado, que mala memoria.

Pero ahí tenemos viejas películas, y, viejas canciones que nos lo recuerdan, emigración que ahora repiten los hermanos de África, América, la ex Europa comunista,

también en esta historia, Noemí hubo de emigrar por hambre, no por otras razones, con su esposo, y, sus dos hijos, y se fue a donde pudo, y. allí en esa tierra, sus hijos crecieron, y, tomaron esposas, esposas de aquella tierra, con sus culturas, sus creencias,

Orfa, y, Ruth, pero la desgracia no paraba de perseguir a Noemí, (aunque tal vez, algún fariseo piadoso hubiese dicho, que le estaba bien, por haber ido a un país pagano, y, tener nueras paganas)

Fallecieron;  hijos, y esposo, Noemí, se quedo sola, sola con dos jovencitas viudas, viudas, y, sin hijos, si le quedasen hijos, Noemí podría apelar, y, convencer a sus nueras , que una al menos  aceptase la ley del Levirato, pero no hay hijos, así que sólo le queda volver a su pueblo, después de despedirlas,

Orfa, se resiste un tiempo, pero acaba cediendo, y, vuelve con los suyos, es lo normal, lo natural, qué iba hacer ella, en tierras de Juda, pero Ruth, se niega,

"Tu,  pueblo, será mi pueblo, tu Dios será mi Dios”

 Noemí, se ve “ forzada a aceptarla” y, allá se dirigen las dos mujeres sin más compañía que la propia sin hijos, solas, apoyándose la una en la otra.

Como todos los sencillos de corazón, confían en Yahvé, saben que Él no abandona a los suyos, sólo así pueden seguir adelante,

¿Quién va dar trabajo, y, menos aún quien va desposar a una moabita?

Pero Dios vela por ellas, y, hace que un pariente no demasiado lejano de Noemí, un primo de su esposo permita a Ruth espigar en el campo, y, que a éste le cautive la belleza de la joven; pero antes que Booz, esta otro pariente, pariente que desde luego no tiene interés, en desposar a una moabita pagana, y, pobre, por más que su religión ahora sea la de Israel, así que no le costará trabajo renunciar a ella, y, Booz podrá tomarla por esposa, sacando su oprobio de mujer sola,

 Noemí, ya no será tampoco la mujer sola; puesto que en Booz, y, Ruth tendrá sus hijos, y, la bendición continuara, Ruth dará á luz un niño, y, en ese niño, se acabaran su maldición, y, la de su suegra, ese niño que ella da a luz, para perpetuar el linaje de su esposo, de su primer esposo, así era la Ley del Levirato, no dejará de ser, porque lo es hijo de Booz su esposo, el hombre bueno, al que no le ha importado casarse para dar hijos a un primo más o menos cercano, ese niño acaba con la esterilidad de Ruth, la introduce de verdad en la historia del pueblo elegido, y, a Noemí la convierte en abuela, es más la convierte en madre.

Pero sobre todo, el pequeño Obed, padre de Isai, padre a su vez de David, es uno de los pasos de Dios en el camino de su locura de Amor, porque de esta familia nacerá andando el tiempo el Salvador, y, todo, gracias a la bondad del corazón, de una joven pagana, Ruth, y, de una mujer buena Noemí, que no cerro su corazón, y, no discrimino que como su descendiente. 
Jesús haría siglos más tarde, sabía que la bondad reside en las personas, y, que Dios ama a todas, pero en especial a los que nadie quiere

cristiano ante la muerte

Decir que el cristiano no tiene miedo a la muerte, es además de falso una solemne tontería, puesto que no somos tan santos, como para que no tengamos desde ese pequeño temor, que rechazamos por la Fe, de que todo acabe en la nada.

Aunque sólo sea un instante de duda, y, porque no hay nadie que esté tan seguro de sí mismo, que diga “yo el cielo ganado” sabemos que Dios no falla, pero nosotros, somos un desastre.

Pero dejando eso a un lado el enfrentamiento del cristiano con la muerte, no es como la de los demás hombres

Como el ateo, y, el agnóstico, e incluso algunos creyentes, de religiones tribales africanas, que creyendo en Dios, como por ejemplo los antiguos judíos, los saduceos no creen en la inmortalidad del alma, y, por lo tanto, ven la muerte, como el final absoluto de todo.

“Muerto el perro se acabo la rabia”

No, nosotros sabemos, que somos eternos, que nuestra vida, del mismo modo que no se acabo al salir del útero, no se acaba al salir de este mundo, pero eso también lo creen todos los creyentes en la reencarnación.

La diferencia esta en que nosotros sabemos qué, tú y yo, seguiremos siendo; las mismas personas, en el destino elegido, pero seremos nosotros, que la persona no muere nunca

Sólo,  hay cambio de domicilio, claro que gracias a Dios, esto también es compartido por creyentes de otras religiones, que dan culto a sus muertos.


Pero aún vamos más lejos, para nosotros la muerte, no rompe el contacto con los seres queridos, seguimos unidos por la Comunión de los Santos, pues somos parte del mismo Cuerpo.

La Iglesia;  para otros creyentes, el alma es inmortal e individual, como nosotros creen en la vida eterna, pero nosotros creemos, y, sabemos que también el cuerpo, será rehabilitado, el como, no, nos importa, porque nos lo van a dar hecho

Y, aquí judíos, y, musulmanes, creen con nosotros, pero ellos se quedan aquí, esperan la resurrección final, pero no pueden dar el nombre de nadie que haya resucitado, lo que en el caso de los judíos es una pena, porque precisamente, el Primero que experimento la Resurrección fue un joven de su pueblo, un judío Jesús.

Nosotros ya tenemos a un Resucitado, bueno a dos,  si contamos con Maria, y; en el bautismo hemos recibido el germen de la Resurrección, sabemos que en el Cielo, veremos, y, gustaremos a Dios, pero también que en Dios veremos a todos, los que amamos, que nada termina aquí.


Por eso el miedo a la muerte, es por nuestra debilidad, y, porque a veces somos tan burros que podemos elegir; El Mal, Dios no lo permita.

mito de Sísifo


Sísifo es un héroe mitológico, al que los dioses griegos, condenan no recuerdo ahora por que crimen, a cargar con una piedra que ha de subir empujándola a una montaña cuando ya esta casi en la cima, la piedra vuelve a caer; y, tiene que recomenzar de nuevo; y. así eternamente, es una condena sin redención,  no tiene escapatoria, los dioses paganos desconocen, la Misericordia, tal vez porque no son más que viento y vaciedad.

El sufrimiento de este personaje es absurdo, sufre para nada, hace un trabajo inútil;  del que además no puede librarse porque no es libre, nosotros sin embargo, si somos libres, y, nuestro Dios es Amor, y, es real, “sus castigos”;  son “castigos”;  de madre, y, padre, corrige por que ama, busca nuestro bien, nuestra mejoría en todos los aspectos, nos hizo además libres, para elegir el bien elegir, el mal es un fallo de la libertad, si Sísifo fuera cristiano, y, real, no estaría haciendo el mono, con la piedrita, a la segunda intentona la hubiera dejado, y, hubiera cogido otra, y, hasta es posible hiciese algún monumento o casucha con ellas.

Es decir nosotros podemos equivocarnos, y, no me refiero al pecado, uno puede pensar que tiene aptitudes para ser catequista de adultos, y, luego comprobar que no vale porque es una persona tímida, y, más que enseñar “le enseñan” y, acaba deformando, o un chico puede creer que tiene vocación sacerdotal, y cuando ya esta casi para ordenarse descubrir que le encantaría formar una familia, y, en ambos casos se puede rectificar, nadie esta condenado salvo; que quiera a imitar a Sísifo.

Y, también en el  terreno moral; por ejemplo una mujer, que haya abortado voluntariamente;  es decir criminalmente, si se arrepiente, puede ayudar a otras, a no hacerlo, y, salvar vidas,  también puede imitar al personaje mítico; y, llorar  su falta, pero no hacer nada, por enmendarla;  es más  hasta puede decirse a si  misma.

¿Quién soy yo, para oponerme, si hice lo mismo?

No, imitemos al tonto de Sísifo