lunes, 13 de noviembre de 2023

María la joven


María la joven de la que Dios hizo depender la Salvación. Dios en su infinita Sabiduría, decidió contar con nosotros para salvarnos
Y fue un poco más allá, determinado que fuese su Verbo su Hijo, quien hecho hombre nos reconciliase con él, decidió  prepararle un Pueblo, una genealogía, una raza, y la formación de ese Pueblo la hizo depender de un solo hombre, un idumeo idolatra, politeísta, al que se le reveló como el Dios Creador y le mandó lo dejase todo y se fuese hacia la tierra que él le iba mostrar, junto con la promesa de hacerlo padre de un gran pueblo
El hombre obedeció porque quiso, Dios nunca quita la libertad.
Siglos más  tarde, muchos siglos más tarde; aunque para él siguiese siendo, el mismo es decir “Hoy”
Llegada la plenitud de los tiempos, el momento en que el Verbo debería de hacerse hombre, en lugar de crear un hombre y unirlo a su Verbo, y hacerlo aparecer en el mundo, adulto, con Fuerza, Poder, Sabiduría, el súper hombre, que todo lo sabe, inmortal, que doblega a todos, y que sería la idea que se nos habría ocurrido a cualquiera
Dios Padre, decidió que su Hijo empezase su vida humana, como todos, y que fuese como todos salvo en el pecado, y para ello tenía que empezar su vida humana, como bebé cigoto
Y para eso envío a su Arcángel Gabriel a una aldea llamada Nazaret, para dar el aviso, y pedir el permiso a una jovencita, casada aunque aun no convivían con un joven llamado José, ella era es María, Gabriel le habló del futuro niño, le adelanto un poco no mucho quien era, y María le preguntó como podría ser, ya que ella no tenía relaciones intimas, es decir era virgen; María quería asegurarse de que no era una trampa del diablo, pero una vez que Gabriel le aclaró que era cosa de Dios, que sería el Espíritu de Dios quien formaría a su hijo, simplemente dijo, que ella solo era La Esclava del Señor, que se hiciese en ella lo que había dicho
Vamos que fue como si dijese, Gabi, yo soy una criatura propiedad de nuestro Creador, que él haga lo que desee, soy suya.
En ese momento, El Verbo al que María pondría el nombre de Jesús, empezaba a ser un ser humano.
María era libre, santísima pero libre, y podía decir que No a Gabriel, es decir a Dios, María pudo decir.
“No lo siento, para que mi esposo José, piense lo que no es, pues no, hay más mujeres en Israel”

“No al menos hasta que se me den garantías de que mi vida va ser acordé a la de la Madre del Rey”

Y, mil excusas más. Pero dijo lo que dijo
A veces pensamos que como era Santa, no podía desobedecer a Dios, y podía, de lo contrario no sería libre, los primeros humanos eran santos, tan santos que ellos no habían necesitado Redención, María sí, María es la primera redimida, y ya sabemos que bien la liaron los primeros humanos.
Así que María podía haber dicho que No
Pues bien ninguno hubiéramos sido salvados
De la respuesta de una chiquilla judía, dependió nuestra salvación, la de todos, la de ella incluida.
A veces Dios nos pide algo, que nos cuesta siempre claro esta a años luz de Abraham e infinitos años luz de María, pero algo, y pensamos que no pasa nada, por no hacerlo, por no acogerlo, nos olvidamos de que de ello puede depender que el conocimiento, la gracia de Dios, lleguen no solo a nosotros, sino a muchos más
Imitemos a Abraham y sobre todo a Nuestra Señora.