domingo, 6 de agosto de 2023

No estamos destinados a la muerte


No estamos destinados a la muerte
No, estamos destinados a la vida, y a la vida plena, que es aquella que no está amenazada por la muerte, ni el miedo a la misma; que no teme perder a los que ama, pues sabé que siempre vivirán con él
Una vida en la que no hay salud, en la que no hay mentira
Aunque en este mundo una persona llegase a vivir un millón de años, al final estaría igual la angustia de la muerte, porque sabría que va morir, que va dejar de ser.
Que ya nunca más volverá a ver el sol, a ver a sus amigos
Esa existencia terrena larga, no sería vida, sería una especie de infierno
Pero para el creyente en el Dios de Abraham, y sobre todo para los cristianos, no es así, no importa si la estancia en esta tierra sea larga o corta, será lo que Dios ha dispuesto, y eso será lo bueno, unos marcharan muy jóvenes, otros muy viejos
Pero ninguno morirá, puede que las esquelas digan que sí, “que sabrán ellos”
Que los restos, restos de lo que fue su cuerpo pasible y físico, sean sepultados o incinerados.
Pero ellos sí han aceptado a Jesús en su vida, si han buscado la voluntad de Dios, han entrado en la vida, han nacido en Dios y de Dios han recibido el cuerpo glorificado, y reinan con Cristo en Dios, para él que todos están vivos, y ven a los que aman, que ahora son todos los que ama Dios, e interceden por todos, no temen enfermar ni morir son inmortales
Y, sí su sí a Jesús había sido débil, si no han alcanzado la talla y el peso de Jesús, eso es lo que significa “con el cuerpo que tuvieren”; entonces como todo niño que nace inmaduro, o antes de tiempo, son conducidos a “la incubadora, academia, salón de belleza” llamado en la fe católica Purgatorio, donde en el Corazón de Jesús, el Fuego del Amor del Espíritu Santo, los limpia, los madura, los hace crecer, y si sufren es que el Amor hace sufrir, y cuando llegan a la talla y peso debidos, entran en la Resurrección, pero ya en el Purgatorio se doctoran en Amor, pues buscan ser más y más purificados, para ser dignos del Amado, y no piden por ellos, pero si por los otros, y se alegran con los que ya participan plenamente de la Resurrección
Y, los imbéciles que no acepten a Jesús, y eso no es solo el ser cristiano de parroquia, esos por voluntad propia, entran en la oscuridad, en el odio, en vivir de espaldas a Dios, muertos en vida, deseando la muerte, pero sabiendo que la muerte huye de ellos, aunque lo suyo sea la muerte eterna
Y, no nadie se va encarnar, hasta los que elijan el infierno seguirán siendo quien son
Que Dios no permita elegirlo a nadie
Y mejor que flores, rezar por los muertos. Como manda la Biblia
Y si no estamos destinados a la muerte defendamos la vida.