lunes, 19 de octubre de 2020

Confirma la fe de Tomás

 


Confirma la fe de Tomás. Tomás no cree lo que dicen las mujeres, ni sus compañeros, Tomás sabe que Jesús murió, él solo creerá que está vivo, cuando lo sienta, lo vea con sus ojos, cuando palpe sus heridas; para saber que no es una ilusión un sueño, que él es el Rabí, El Señor.

Tomás anda fuera del grupo, cuando llega le cuentan que estuvo allí, que entró con las puerta cerradas. Si no fuera tan trágico lloraría, cómo pueden ser tan torpes, entonces les dice, que no creerá hasta que no vea en sus manos las huellas de los clavos y no las toque, o hasta que no palpe la herida de su Costado. Entonces todo se ilumina, Jesús se hace presente ante él y lo llama, por su nombre, Tomás, lo invita acercarse, y, hacer lo que quería. 

Tomás no duda, se acerca temblando, y, no toca las heridas de su Maestro, al contrario cae de rodillas, como tantos en la historia de su Pueblo, al encontrarse con El Viviente: de sus labios sólo salen estas palabras, Señor mío, y Dios mío

Jesús lo levanta, siente sus Manos de carne

Jesús lo mira, y le dice, “Tomás crees porque me has visto, bienaventurados los que creen en mí sin verme”

Pero también aquí era bienaventurado Tomás, cierto que vio a Jesús resucitado,  pero lo confesó Dios, y, la divinidad sí que no podía verla.

Después ya con Tomás, Jesús les dio el poder de perdonar a sus hermanos. Antes sin Tomás no, porque era a todos los que junto a Pedro que haría sus veces, iban a representarlo

Tomás no encontró a Jesús fuera del grupo de La Comunidad, para indicarnos que a Jesús lo encontramos en La Iglesia, y, si alguien de modo excepcional lo haya fuera; Dios lo envía a La Iglesia

Jesús se puso en medio de ellos, para indicarnos que el nexo que nos une en La Iglesia, a todos los que creemos en él es su presencia Resucitada

María se acerco despacio a Jesús. “Ves hijo, como debías volver para este pobrecito, que es más bueno”

Tú si  que eres buena, la mejor, y, suerte tienen mis hermanitos de que tú seas también su Mamá, y, ya sabes Inma(mami en hebreo). Yo estoy en el Padre, y, por tanto, siempre con nosotros. María iba caer de rodillas ante su Señor, Su Redentor, pero era, es su Mamá, así que le dio dos besos que sonaron a música de ángeles, luego sí, se arrodilló, pero Jesús se arrodilló también la abrazó, e invito a todos a hacer lo mismo, y, dirigirse todos al Padre con la plegaría que él les había enseñado.