Al partir el Pan.
Entraron en la taberna, el extranjero pidió una jarra de vino, y, una hogaza de pan, lo miraron extrañados, no pensaría comer solo pan y vino, el extranjero sonrío, de pronto tomo el pan lo partió y se lo dio. Y, entonces se cayeron las escamas de sus ojos, lo reconocieron, y, no porque viesen heridas en sus manos, no, no sabrían el porque, pero vieron que era él, partió el pan del mismo modo, que aquella noche,, era él, el Maestro, estaba vivo y con ellos, alzaron la vista, no había nadie
Se dirigieron al posadero. ¿Sabes dónde esta el griego que nos acompañaba?
Llegasteis solos, no venía nadie con vosotros
No, no estaban locos, allí estaba el Pan y el Vino, no, ahora entendían que sólo se encontraban con él los que él quería, tenían que volver, volver junto a los 11 y María La Madre, La única que nunca dudo; y, decirles a todos, que El Señor había resucitado, ellos lo notaron ya en el Camino, mientras les explicaba Las Escrituras y echaba en cara su ignorancia y falta de Fe, a otro le hubieran parado los pies, a él sentían que no podían, su corazón se aceleraba al oír su Palabra
Llegaron al sitio donde estaban reunidos, les contaron paso a pasó lo que les había pasado; les respondieron que les creían era cierto, El Señor había resucitado, se había aparecido a Simón, a Pedro, entendieron que empezaba una etapa nueva, ahora la fe propia, la de los hermanos no se confirmaba, no se basaba en propios sentimientos, sino en lo que Simon Pedro, creyese y dijese, Pedro confirmaba su Fe
En otro momento, se hubieran ido, Pedro no era mejor que ellos, es más era peor había negado al Maestro, pero ahora tras El Encuentro en el Camino, y, tras haber comido el Pan que Él partió sabían que Jesús también estaba y hablaba por Pedro
Pero estaban cansados, eran como niños, precisaban mimitos, y fueron sentarse al lado a los pies de La Mamá.