lunes, 23 de junio de 2008

herejía" de los cuadros trinitarios

"La herejía" de los cuadros trinitarios

En los cuadros en lo que se representa a la Santísima Trinidad, en todos, que distintos los cuadros de los iconos que mueven el alma a la oración En todos se “dicen o pintan barbaridades, herejías lo llamo yo” En primer lugar, se representa al Padre que no se encarno, ni se manifestó visiblemente, Dios prohibió en el A.T. que se le representase, porque nadie había visto imagen suya, es cierto ahora hemos visto a Dios en Jesús, y por ello, podemos representar a Jesús, y hasta pintar al Espíritu como Fuego, o como Paloma, pues así, se manifestó a los hombres con esas formas, pero no es ni fuego, ni un ave, pero el Padre no, claro que alguien podría decir, y es cierto que el Padre nos lo mostró Jesús, si pero Jesús nos hablo de su Padre, no de su Bisabuelo, y el viejito que pintan en los cuadros trinitarios es un bisabuelo, los pintores se basan en la visión de Daniel, en la que ve un anciano de muchos días, el bueno de Daniel no tenía otro medio, de hablar de la eternidad de Dios, pero ese modo es erróneo Lo eterno no es viejo, lo eterno, es siempre joven, algo por lo que no pasa el tiempo y no envejece, lo viejo suena a caduco, algo que se va acabar. Además al contraponer las dos figuras la del Hijo, y la del Padre, da la impresión, de que no son iguales el Padre y el Hijo, de que primero existió el Padre, y luego nació el Hijo, y eso si que es una burrada, Dios es eterno, y las 3 Personas divinas son iguales, ninguna fue antes que la otra, el Verbo es engendrado desde toda la eternidad, o toda la Eternidad, no hay cese, Dios esta siempre, siendo Padre, siendo Hijo, y siendo Vínculo de Amor, no es el Padre más viejo que Jesús, el Verbo encarnado, no, los dos son iguales, los 3 son iguales, “El Padre y yo, somos uno” Tal vez un cuadro trinitario más aceptable, sería el que representase a dos Hombres jóvenes, uno de ellos con las señales del martirio en Cruz en sus Manos, con una Paloma que extendiese sus alas blancas abrazándolos y formando un solo Corazón, y ese Corazón dentro del Corazón de una Joven Virgen, de María. Hay alguien que sepa pintar y se atreva

remordimiento

El remordimiento es como una gota de vino, todos sabemos que el vino, si no se cuida, si no se tiene en el sitio adecuado, se acaba por volver vinagre, y ya no sirve como vino, servirá como vinagre, pero no como vino, porque ya no es vino, es vinagre.

Con el remordimiento sucede algo parecido.

Empieza como vino, dolor por haber hecho algo malo, y aunque de entrada es dolor natural, si en vez de encerrarnos en nosotros acudimos a Dios, se convertirá en “ vino bueno” y en vino de alegría, pero si nos encerramos en nuestro caparazón, nos alejará de Dios, e incluso de nosotros y nos llevará a la desesperación o la presunción.

Los dos pecados contra la esperanza y contra el Espíritu Santo

El remordimiento no llevado a Dios, y no transformado en arrepentimiento que lleva el propósito de enmienda

Puede tomar cualquiera de éstos derroteros

O bien uno empieza a pensar que es peor de lo que parece un caso perdido, algo que ya nadie ni Dios puede rescatar; su maldad lo sobrepasa todo, que es un monstruo, él o ella que se creía tan perfecto, y que además esta en medio de monstruos, pues nadie le impidió cometer su culpa, nadie le aviso, y si alguien lo hizo pues lo hizo mal, hasta es posible que uno reconozca que ha actuado mal, pero es que ya no hay remedio, no hay vuelta atrás, no existen los viajes en el tiempo, no se puede deshacer el mal hecho, de ahí surge la desesperación, que en ocasiones puede llevar al suicidio

El otro derrotero es el siguiente

Se empieza igual a verse como un monstruo, pero luego, como uno se quiere, se consuela pensando que al fin y al cabo lo que uno hizo, lo hicieron otros antes, y no son monstruos, que si a uno, le hubiesen ayudado, seguro se habría portado de otro modo, desde luego la postura que tomo en sus circunstancias era la justa, y uno acaba reconociendo que es un modelo, era la ley de Dios la equivocada, y hasta se inventa uno cosas, como la que dice que la que cuenta es el “ último momento” uno cae en la presunción y se hace una persona, sin moral, la caída por la pendiente del mal, se hace casi irreparable

Pero si el remordimiento se lleva a Dios, y nos dejamos perdonar por Él, nos situamos en nuestra verdadera naturaleza y nos vemos como lo que somos, criaturas de Dios, hijos pequeños de Dios, que a veces, más de las que debieran se sueltan de la mano de su padre, y ese es el resultado, pero que Papá siempre esta ahí, para levantar en brazos a su pequeñín y limpiarle la mugre