Todo fruto del Espíritu Santo es bueno. No podría ser de otro modo, y, El Señor produce sus frutos en el árbol que quiere, aunque pueda dar la impresión de que están en otro "huerto", así la bondad, la benignidad, la humildad, la mansedumbre, la continencia, la castidad, la paciencia, la longanimidad, la entereza, la caridad hacia el prójimo y Dios, la misericordia, la compasión. si de verdad lo son, y, no falsos sucedáneos son buenos porque son frutos del Espíritu Santo, aunque la persona no sea cristiano, ni siquiera creyente en el Dios de Abraham, es más aunque sea ateo. Todo fruto bueno, procede de Él.