Sorprenderse cada día por la alegría y lo bueno
Sorprenderse y asombrarse, dicen mucho de ser agradecido, de tomar aquello que nos sorprende, como lo que es un don, un regalo inmerecido, que nos hace Dios, que nos hace a veces una persona concreta, hasta los árboles, el mar, el río, los irracionales, eso sí el universo no, la vida tampoco
Eso es lo que piensan los imbéciles
Cada día, Dios nos regala una nueva oportunidad, cada día nos da una nueva postal de su creación, puede ser un día nuboso, o nublado, con lluvia, con sol, con nieve o con frío
Tal vez nos obsequie con el canto de sus músicos las aves
Puede que ante nuestros ojos, como el gran artista, que es nos pinte un paisaje con montañas, o un valle con sus ríos y árboles
O tal vez, sea el mar en calma o sereno
Todo eso nos lo regala Dios a nosotros, por eso debemos parar, mirar, admirar y adorar. Agradecer porque ese regalo, no lo merecemos
Y, lo mismo cuando nuestro perrito, o gatito, o los de otra persona, tienen el detalle de hacernos mimos, de pedir caricias, admirar los como los que son, obra de Dios
Y, ese amigo, o conocido que te llama para saber, cómo estás, y al que ruges porque estas viendo la novela de turno, o durmiendo cual marmota, o leyendo
Porque mejor no atender y agradecer
O él que te invita a comer, te deja pasar en el súper, te cuenta y comparte contigo la alegría que tiene porque le han hecho un regalo, va ser mamá, o abuela, se va casar, aprobó unas oposiciones
Y, por la noche agradecer las estrellas, incluso sí no las ves, sabes que están ahí para ti
Y, sobre todo, asombrarse y agradecer cada día, que Dios te ama, me ama con locura, que somos sus hijos.
¿Hay quién de más?
Por eso, vivir alegres, asombrados y agradecidos
No como huésped de fonda, que ya sabe que los lunes hay caldo. Pescado y de postre flan el chino
Pensar y orar