viernes, 5 de septiembre de 2025

Lo que María no entendió y aceptó


Lo que María no entendió y aceptó

María de Nazaret, era una chica judía normal, llena de Gracia, Santísima, pero una chica normal

Que sabia una cosa, que Yhv su Dios lo era todo para ella, que ella le pertenecía, y, que quería serle siempre fiel

Sabía que su Pueblo, había sido elegido sin mérito alguno, para que la salvación de Dios llegase a todos los pueblos de la tierra

Que un día Dios enviaría el Mesías, algunos decían que nacería de una virgen, según Isaías, otros decían que eso era simple y llanamente imposible

En lo que sí estaban todos de acuerdo es que del Pueblo judío, de la estirpe de Juda, y de la Casa real de David, que ahora ocupaba Herodes por decisión de Roma.

Iba nacer el Mesías, el Nuevo Adam, el Nuevo David, el Ungido por excelencia, él que llevaría a Israel a la libertad, la mayoría de los judíos pensaban que les daría leña a los gentiles

María pensaba lo contrario

Todos los judíos piadosos oraban por el envío del Mesías

María, la jovencita María también

Como era judía, y el misterio trinitario lo revelo Jesús

María no sabía quien era La Santísima Trinidad un Dios en 3 Personas

No sabía que el Mesías, fuera ser al mismo tiempo Dios, y hombre.

Cuando recibió la visita de Gabriel

No, se asustó pero si asombro porqué no entendía el saludo

“Llenisima, plenisima de Gracia, El Señor está contigo”

Gabriel, la tranquilizo y le reveló la misión para la que Dios la requería

María, no pensó. “Hay que bien, voy a ser madre de Dios Hijo”, porque para ella, ese sería uno de los títulos que se le darían al Mesías. “hijo de Dios”, que tiene la acepción de hombre justo

Tampoco entendió como iba reinar sobre La Casa de David, ya que los reyes, reinan en “sus Casas reales”, pero no le importaba

Ni como haría Dios para mandar al paro a Herodes, para que el niño que nacería ocupase su sitio

Lo que no entendía, era como iba ser el nacimiento. Cuya concepción el Ángel anunciaba para ya

Ella estaba casada, aunque aún faltaba tiempo para la conducción a casa del esposo

Sí el Mesías iba nacer como cualquiera, el aviso se le debería comunicar primero a él

Sí tenían razón los que decían que nacería de una virgen. Ella lo era. Tal vez tuviera que romper su compromiso con José. Y. ¿Sí era una trampa del Malo, para apartarla de su Dios?

Por eso preguntó lo único que le interesaba el cómo, y lo hizo con una pregunta

¿Cómo será si no tengo relaciones sexuales?

Gabriel, le hablo de una concepción-creación por el Poder del Espíritu del Señor, que vendría sobre ella, una alusión a cuando La Nube que simboliza el Espíritu Santo, se posaba sobre el Arca de la Alianza, la misma Nube que arroparía a los 3 amigos de Jesús en el Tabor. Gabriel hablo de Isabel, y de que para Dios no hay nada imposible.

María tenía un montón de cosas que preguntar. Pero ya sabía lo principal, lo demás cuando Dios quisiera

Ahora le bastaba saber que era cosa de su Dios

Por eso dijo

“Yo soy la esclava del Señor, que se haga en mí según tu Palabra”

Y el Hijo de Dios, se hizo su Hijo, se hizo su “inquilino”

María no entendió porque Jesús tuvo que nacer en una cuadra de animales

No entendió a Simeón

No entendió porque tuvieron que huir a Egipto, sin que Dios que tan poderoso se veía en las lecturas de La Escritura, no hiciese nada

No entendió la respuesta de Jesús en el Templo

No entendió porque eran los demonios los que lo llamaban “hijo de Dios”

No entendió porque los puros de su Pueblo, las autoridades religiosas lo odiaban y no pararon hasta llevarlo a la cruz, y, porque Dios que para entonces María ya sabía era su Padre, en sentido real, lo permitía

Y cuando Jesús resucitó y ascendió al Padre.

María no entendía porque ahora su Hijo, el Padre y el Espíritu lo permitían. La fe de María entonces ya era trinitaria

María no entendía y no le importaba

Le bastaba saber y querer lo que Dios, el Dios de Israel, el Dios Uno y Trino quería

Por eso seguía diciendo

Fiat, Hágase

María es la prueba más clara, de que el Cielo no es para los teólogos, sino para los que aman a Dios, y, como María le confiesan su amor poniéndose a sus disposición haciendo lo que Dios les pide en cada momento

Sean teólogos, carpinteros, personas corrientes.