Conocerme para vencerme, y dejar aflorar al Dios Uno y Trino que mora en mí
Siempre se nos dijo que teníamos 3 Enemigos, en realidad yo he descubierto en unos “Ejercicios” que tengo 4, el peor de todos soy yo misma, es cierto que soy también mi amiga, pero a veces soy una amiga falsa, una enemiga, de hecho soy la peor, pues solo yo, puedo anular para mí la Redención
Para vencer a un enemigo, o a un contrincante, hay que conocerlo, saber su puntos débiles, y fuertes
Por eso yo para vencerme, para vencer mi parte negativa, debo conocerme, debo saber cuales son mis puntos débiles y fuertes, que maldad capital me domina más, cuándo y porqué, y luchar de la mano de Jesús contra ella, no para ser perfecta, no para tener una hoja de ruta inmaculada, no para sentirme bien. Sino para dejar paso a que el Dios Uno y Trino que mora en mí, ya que sí no yo no existiría, y que si mora en las estrellas pues yo soy más, pues soy su imagen e hija, hermana, amiga-esposa, suya, así que con más motivo.
Pero este Dios que mora en mí, no puede aflorar, no puede hacer sus obras, como dice María en el Magníficat. “El Señor hizo en mi maravillas”
Dios hizo maravillas en María, en grado infinito, y las quiere hacer también en mí, en menor grado, pero para ello es preciso que yo le quite obstáculos, en María no encontró ninguno, pero ella es la Plenísima de Gracia, yo fui concebida en pecado, como todos los humanos.
Las obras buenas que yo haga, incluye el guardar la Ley del Evangelio, pues no soy, yo quien las hace, es el Dios Uno y Trino
Pero si lo tengo maniatado, y encerrado en un cuarto de mi alma corazón, y por delante están mis culpas capitales, pues no podrá hacerlas, e incluso el bien que yo haga no será tal
Por eso preciso conocerme, y para eso la mejor solución es el examen con la guía de las culpas o pecados capitales, o porque no las virtudes capitales que son su opuesto