El samaritano no sabía quien era el herido
Hace unos días escuchaba a un sacerdote, bueno no recuerdo bien si escuchaba o leía
Que el samaritano no sabía quien era el herido
Y, ésto me llevo a releer lo
Yo, y seguro no soy la única persona. Pensaba que el samaritano había visto un judío y pese a la enemistad entre ambos modos de ser. Lo había ayudado
Pero aquí se podía esconder tal vez un poco de soberbia; un no lo merece, él conmigo no lo haría pero soy mejor persona
Pero que no supiera quien era le da la vuelta. El samaritano se encuentra con un hombre apaleado y desnudo judíos y samaritanos se distinguían por su vestir, también los niños samaritanos eran circuncidados. Las ropas también mostrarían su oficio, si era rico o pobre
Lo que encontró el samaritano fue a un hombre desnudo como lo parió su madre
Y, ahí se vio a sí mismo, pues el amor al otro empieza en el amor a uno mismo
Sigue en la empatía ponerse en el lugar del otro para acabar descubriendo que al amar al otro estamos amando a Dios
Pero para ello es preciso que veamos al otro “desnudo”, es decir que le saquemos todo ese ropaje que se ha echado encima que le han echado que le hemos echado, y, lo veamos como lo ve Dios como lo creó
Su imagen y su hijo en su hijo Jesús, y, que nos veamos de la misma manera
Así nos será más fácil acoger a los heridos de la vida, porque en ellos nos estaremos viendo y socorriendo nosotros mismos