Qué hiciste para nacer
Será el tema de una charla de formación en Monforte
Y, mi reflexión es
En primer lugar no se por donde irá la charla, que aunque se anuncié como charla de formación de adultos no puede ser lo.
Y, ahora empiezo, preguntándome. Qué hice para nacer
Nada, no hice nada para ser concebida, porque no existía, sólo era un sueño de Dios, Dios sí me conocía aunque yo no existía, y me amaba, mis padres no. Se amaban ellos, y ese amor les llevaría aceptar el fruto de su amor físico
Dios me llamó a la vida a la existencia en el vientre de mi madre, de un pequeño germen de mi padre, en él que se encerraba parte de su código genético, él que él mismo había recibido de sus antepasados, por cierto cada uno de los espermatozoides, aún teniendo el mismo código tiene variaciones, de esos seis millones, uno fue el elegido por Dios, de mi madre estaba más fácil un óvulo, esperaba, en esa célula sagrada, se encerraba parte del código genético de mi madre, y de sus antepasados, de un modo especial de “las abuelas”, las mitocondrias, con eso y la sangre de mi madre, Dios me llamó a la vida, y me amó
Dios me dice, nos dice lo mismo que a Isaías
“Antes de formarte en el vientre te conocí, antes de que salieses del Seno materno te hice mio”
Yo existía pero me faltaba nacer salir del útero, y, eso no dependía de mí
Podían hacerme salir antes de tiempo, y habría sido una criatura nacida muerta, mi existencia no contaría, pero salí de mi madre en medio de sus dolores de parto
Ahora empezaba mi existencia en el mundo, durante años dependiente indefensa, tanto como cuando estaba en el útero
Pero poco a poco me hice un ser independiente, pero no puedo disponer de mi vida, porque me fue dadá, no puedo rechazar mi sexo
Que no está sólo en mis genitales, si no en casa una de mis células
Y, he de buscar y hacer realidad cada día, la Voluntad de Dios para mí
Yo soy única porque Dios no hace fotocopias
Pero Dios en el bautismo me sumergió en la muerte de su Hijo, y me levanto con él en su Resurrección, así fui hecha, “hija en el Hijo”
No fui bautizada en la Fe, ni por mi Fe, que no tenía ni era consciente, fui bautizada en La Fe de La Iglesia, de todos los habitantes de La Jerusalén celeste, de todos los habitantes de la Iglesia sufriente, y de todos los habitantes de La Iglesia peregrina, de la que formaban parte mis padres
Dios me reconoció por hija suya, no era “una bastarda de Dios”
Dios pronunció sobre mí, Las Palabras que dijo a su Hijo en el Jordán
“Tú eres mí hija, mi amada”
Las oyeron en su corazón los que tuvieran Fe viva, y las escuché yo, porque los bebés tienen dones especiales
Empezaba mi vida como hija de Dios, como miembro de La Iglesia
Pero esto no era no es un nacimiento, el nacimiento es La Resurrección gloriosa
Yo me encontraba y me encuentro en el Seno materno de La Iglesia, como en el caso del nacimiento de mi madre y de mi concepción nada había hecho para merecer lo, hay millones de personas que no lo han recibido
Y, fui creciendo en la Fe, del mismo modo que Dios me había dado la vida por medio de mis padres, y mucho más de mi madre, pues me llamó a la vida en ella, Dios ahora me daba y me da La Fe por medio de La Iglesia peregrina, y también e incluso por medios ajenos, sus Gracias ganadas por su Hijo para mí
Pero sí en el 1⁰ nacimiento yo no podía hacer nada, aquí sí soy yo, quien con la respuesta que doy a Dios con mi vida, si mi vida y mis palabras confiesan que Jesús vive y es El Señor, o, si por el contrario mis actos lo niegan.
Cada negación me acerca a la muerte eterna, pero cada Confesión de Jesús como mi Salvador, me acerca a la Vida, a la Resurrección gloriosa.
Soy yo quien elige
Como dice Pablo, nada puede ni podrá separar me del Amor de Dios, pero yo sí puedo separarme, y esa separación es la muerte eterna el Infierno.
Pero del mismo modo que nada pude hacer por mi nacimiento físico. Que mi vida pudo acabar en el seno materno de mi madre. Sí ella a través de los dolores del parto no me hubiese sacado a la luz.
Del mismo modo sin los Dolores de Jesús en la Cruz, sin su Muerte y su Resurrección, de nada valen mis obras soy una sierva inútil, que sólo hace lo que tiene que hacer
Y, así del mismo modo que si mi madre muriese de repente y no hubiera nadie que me quitase de su vientre. Del mismo modo, si Jesús no me hubiera tenido con él en La Cruz, si no hubiera tenido por mí “dolores de parto”, y no me hubiera recibido en sus brazos, en la Resurrección, yo terminaría en la muerte eterna.
Por eso nos dice San Pablo, que sí Jesús no hubiera resucitado seríamos unos desgraciados
Porque yo, espero que Dios no lo permita si acabo en el Infierno será por mi propia voluntad, y en contra de lo que Dios quiere, que me quiere viva y feliz para siempre
Pero si como espero resucitó gloriosamente y Dios me sienta con su Hijo a su derecha, resumiendo si voy al Cielo, será por los méritos de Jesús
Mis obras tampoco valen nada, si no están hechas con él y en él, no llegan para salvarme, para mí verdadero y definitivo Nacimiento.
Al Cielo voy por Jesús, mis obras solo son la aceptación o el rechazo
Que hice para nacer nada, nada podía
Que hago, que hicieron los que están en el Cielo, nada están allí por Cristo
Hace mucho, muchísimo tiempo leí una frase
“ La Iglesia terrena, está preñada de santos”, cada uno de nosotros somos ese santo en gestación. Pero una gestación puede acabar en la alegría del parto, o en la tristeza del aborto
En la gestación física nada puede hacer la criatura, por un resultado y otro, en el caso del Nacimiento definitivo si puede.
Basta decir a Jesús “Sí”
Aunque habló en primera persona, esto es aplicable a todos